Los animalitos simbolizan diferentes cosas en cada uno de nosotros. Puede ser el niño que todavía no hemos concebido, o quizás el que todos llevamos dentro. Puede reflejar al compañero ideal, siempre fiel, paciente, que nos da la bienvenida al llegar a casa y nos ama incondicionalmente. Es como un amigo y un hermano al mismo tiempo. Nos refleja a nosotros mismos, al incorporar nuestras actitudes negativas y positivas. Un mismo animal puede ser todo esto al mismo tiempo.
Cuando muere, sabemos que nuestro profundo dolor será reconocido por nuestros parientes, amigos y compañeros de trabajo. Pero difícilmente esas personas puedan sentir la profunda tristeza que abarca nuestro ser, al momento de tener que decirle adiós a nuestra mascota. Lo cierto es que el proceso de duelo por su muerte, no es diferente al que se realiza por el fallecimiento de un ser humano, mas allá de que para la sociedad no haya ningún tipo de comparación.
Me siento incomprendida por las personas que lo rodean, no debo justificarle a cada uno de ellos la razón de mi tristeza, y tampoco debo criticarlos por ello: la bendición de recibir el amor del animal no es un privilegio del que gozan todas las personas.
Gracias por entregarme tanto amor y por regalarme un poco de alegría todos los días. Fueron 2 meses de ti, hermosos.